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Un nuevo descubrimiento da otra vida a las baterías de litio y las convierte en unas serias aspirantes a dominar la pugna del automovilismo eléctrico

Un grupo internacional de investigadores ha descubierto un nuevo material que promete multiplicar por tres la capacidad de las baterías de litio. Esta tecnología puede hacer que nos olvidemos de dónde hemos puesto el cargador del móvil o del ordenador, pero su eficiencia puede ser revolucionaria si se utiliza en las baterías de los coches eléctricos.

Encontrar baterías más eficientes y duraderas es lo más ansiado por los promotores del sector del automovilismo eléctrico. Las baterías de litio que se están usando en la actualidad presentan numerosas limitaciones, en gran parte causadas por el grafito, uno de sus componentes principales.

El grafito y sus limitaciones

El grafito actúa como polo negativo de las baterías de iones de litio. Este material reacciona con el cátodo, polo positivo, gracias a una solución de sal de litio provocando la carga o la descarga de la batería. El científico de materiales Nitash Balsara, de la Universidad de Berkeley, comenta en un artículo publicado en ‘Nature‘ que la falta de porosidad de este material limita la capacidad de estas baterías: “Si intentas hacer pasar litio demasiado rápido (carga), el litio no penetra en el grafito, se queda en el exterior y eso es peligroso”. Al saturarse la batería, los electrolitos se liberan pudiendo causar un cortocircuito y que la batería acabe prendida en fuego.

El nuevo material, descubierto por investigadores de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología rusa en colaboración con un grupo de investigadores internacionales, viene a sustituir el grafito permitiendo triplicar su capacidad y multiplicando sus ciclos de carga por cinco en comparación con otros materiales alternativos. Además, según el Dr. Balsara, no sería ninguna locura pensar que este material las haría más estables.

Según explican los investigadores, la síntesis de este nuevo material se ha llevado a cabo mediante un método de pirólisis. Una solución acuosa, con iones de metales especiales, se convierte en vapor con la ayuda de ultrasonidos. Luego esa agua se evapora a temperaturas de 1.200 °C provocando la descomposición los metales salinos. Al final del proceso se obtienen unas microesferas con la porosidad necesaria para que los iones de litio circulen sin problema, haciendo que la batería de los coches eléctricos sea mucho más fiable y eficiente.

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